lunes, 12 de abril de 2010

MI PROJIMO NO ES MI ENEMIGO

Nunca olvidaré lo que me paso cuando fuí a pagar una multa de trafico a un banco, aquí en Madrid.
Menudo lio formé, un ''escándalo'' como dice la canción de Raphael.

Ese mismo día, 27/05/2009, el F.C. Barcelona ganó la copa de Europa, (hizo un partidazo). Todo le salió bien.
Todo el mundo se enteró cuando el equipo culé gano la copa. Ese día yo perdí por la mañana 0,05 céntimos y nadie se entero, solamente los que estaban en el banco tuvieron la primicia.

Que escándalo cuando pagué mi multa en ''chatarra''. No aceptaban mi dinero. Pasaron muchas cosas y me voy a limitar a lo último.
Entre tanto céntimo, faltaban 0,05 céntimos. Me enfadé con la señorita que contó el dinero y ella se enfadó con quien lo empaquetó, osea yo.

¿Cómo es posible que nos enfadáramos por 0,05 céntimos?.
Valla dos cabezones dirían la gente que estaba en el banco; esto solo pasa en Madrid, en cualquier sitio de España no ocurren estas cosas.

Para no perder la buena reputación que tenemos, decidí pagar lo que faltaba de mi multa. Así le quito la raíz de amargura a la señorita, y me la quito yo también.
Salí del banco por la puerta grande (yo no ví otra). Como ví que la amargura no se me quitaba, decidí volver al banco y pedí una hoja de reclamaciones, para ver si así se me pasaba.

La señorita le dió la hoja a su compañero de trabajo (él había venido a ayudarla) y él me la dio a mi; la cogí, la rellené y al entregarla me dijo -No lo está haciendo usted bien-.

...¿Por qué?... -le respondí yo-.
Él me contestó. -Su problema lo tiene con el ayuntamiento y tráfico, no con el banco. Además, mi compañera se a tenido que marchar por el estado de nervios en que se encontraba y con esta hoja le pueden abrir un expediente de trabajo-.

Cuando me dijo eso, no dude en romper la hoja delante de él y tirarla a la papelera.
Puedo decir de verdad que ahora me sentía peor que antes.
Me fuí a mi casa pensando lo mal que lo estaría pasando esta mujer por mi actitud.
Al día siguiente me hice con el número de teléfono de esa entidad bancaria. Llame al banco, y ella misma cogió el teléfono. La dije que si se acordaba del ''tipo de la calderilla''.
Claro que si, -me dijo-.
La pedí perdón.
-No se preocupe. -me volvió a responder ella. Y añadió, LE AGRADEZCO MUCHO SU LLAMADA.
Ésta mujer si que tiene un buen compañero de trabajo. Él me recordó que mi prójimo no es mi enemigo.

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