J.C. Hare
Nada hay mas absurdo y perjudicial que hacer afirmaciones o declaraciones absolutas en momentos de crisis,sobre cosas que nosotros sabemos ciertamente que no son verdad, sino una exageración. Esto es otro modo de mentir.
"¡ Tomas, -grita la esposa enojada, nunca más me dirijas la palabra!" La esposa sabe que esto no es posible ni será; es una afirmación exagerada, solamente con el propósito de herir el corazón.
"Tú eres siempre tan ingrato"
"Tú no piensas otra cosa más que en el sexo"
"Tú eres exactamente como tu madre"
"No podemos continuar juntos, nuestro matrimonio ha sido una desgracia por nueve años"
"No tengo ningún vestido para ponerme"
Todo esto son exageraciones momentáneas que rayan en mentira, pues la persona que pronuncia tales frases sabe exactamente que no es lo que dice, ni mucho menos. Pero si lo dice sabiendo que es una exageración, miente.
Miente a la persona a quien dirige tales palabras y se miente a sí misma.
¡Cuán fácilmente justificamos nuestros prejuicios, excusamos nuestros errores, defendemos nuestras mentiras, y procuramos explicar con excusas, que no nos convencen a nosotros mismos, el por qué fallamos en tal o cual cosa!
Una adolescente dijo a su madre, después que esta terminó de echarle un sermón: "Mamá ¿por qué crees que hago estas cosas? ¿No será por tendencia hereditaria?"
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