sábado, 28 de julio de 2012

RENDICIÓN


La palabra rendición es poco popular, es como decir sumisión.Implica derrota, y nadie quiere ser un perdedor. La rendición evoca imagines desagradables: reconocer la derrota en la batalla, darse por vencido en  un juego o ceder frente a un oponente más fuerte. Casi siempre se usa en un contexto negativo. La sociedad tan competente nos enseña a que nunca debemos darnos por vencido y que nunca debemos rendirnos; no se oye mucho hablar de rendirse. Preferimos hablar de ganar, triunfar, superar las dificultades y conquistar; nada de someternos, obedecer o entregarnos.... Miremos desde otro punto de vista lo que significa : La rendición a Dios. La rendición a Dios no es resignación pasiva, ni fatalismo, ni una excusa para la pereza. No es aceptar el estado actual de las cosas. Todo lo contrario: es sacrificar nuestra vida y sufrir para cambiar lo que se debe modificar. Dios suele llamar a las personas consagradas a luchar por él. La entrega no es para cobardes ni para quienes se dejan pisotear por todo el mundo. Tampoco significa dejar de pensar racionalmente.¡Dios no quiere desperdiciar la mente que te dio! No quiere robots a su servicio. La entrega no implica reprimir nuestra personalidad. Él quiere usar nuestra personalidad. que es única. En lugar de reducirla, la entrega potencia nuestra personalidad.                            extraído del libro Una vida con propósito       

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